Si bien Guerra posee una faceta DJ, su acercamiento a la electrónica está mucho más ligada a su carrera como músico -guitarrista y cantante en Guiso, además del baile basado en la improvisación de Chuli Garrido-, es decir, desde realmente tocar los instrumentos. Así es como ha desarrollado una relación avanzada con los sintetizadores o máquinas de ritmo que ocupa en sus propias canciones, ejercicio que ha sabido traducir al vivo con destreza. Porque ése es el otro factor que lo diferencia del puñado de productores tocando música propia, al menos en la escena local; mientras la mayoría lo hacen proponiendo una mirada más experimental que pueda derivar en un buen warm up, lo suyo busca hacer bailar tal como si estuviera un DJ en su lugar, en horario de alta noche
Lo que hace Guerra en vivo puede acercarlo más a nombres como KiNK o Jeff Mills, prescindiendo por completo de un computador personal. Todo lo que suena sale de las máquinas y está siendo disparado y administrado en tiempo real. Con el paso del tiempo, además, su habilidad para leer la pista y saber dosificar los elementos ha hecho de sus presentaciones cada vez más efectivas, buscando un sonido que toma elementos del techno y el acid house. Cada sesión además es distinta a la anterior. Guerra ofrece una experiencia en vivo mucho más versátil que una banda al no tener sólo una presentación que mostrar, sino más bien la habilidad de variarla según la fiesta, la hora y los instrumentos que utiliza.